viernes, 17 de agosto de 2012

Orlan.



Nace el 30 de mayo de 1947 en Saint-Etiénne, pero su carrera transcurre entre París, Los Ángeles y New York. Orlan no es su verdadero nombre y poco más podría decir acerca de la vida privada de esta artista francesa, al menos a través de lo que he encontrado navegando por Internet. En lo que sí se hace especial hincapié y se da paso a un extensísimo debate es en su forma de crear. Su arte carnal. Este queda definido en su propia página web como "un trabajo de autorretrato en un sentido clásico, pero con medios tecnológicos que son propios de su tiempo. Oscila entre la desfiguración y la refiguración." 

Anteriormente a esto, llevará a cabo otra serie de intervenciones que causarán también gran revuelo. Encontramos sus representaciones de estilo barroco que atacaban al cristianismo o, refiriéndose al arte, su "Artist's kiss". Al introducir una moneda en una especie de cuerpo-máquina en el que se encontraba la artista recibías un beso de la misma. 

En 1990 tiene comienzo la que será su obra más característica, "La reencarnación de Saint Orlan". Y sí, habrá a más de uno y de dos a los que esto les parezca una completa locura, pero la autora es plenamente consciente de lo que hace y lo defiende por medio del discurso. Aún así, ¿dónde están, si es que existen, los límites del arte? 


La obra de Orlan, que es su propia vida, trata de un tema tan recurrente en la historia del arte como es la belleza. En torno a esta, se acerca también a otros temas que son característicos en lo que se refiere al cuerpo humano. La idea de género e identidad. El propio nombre de la obra es pura ironía. La artista se sometió a una serie de operaciones de cirugía estética cambiando su cuerpo y adaptándolo a los cánones de belleza representados en algunas de las grandes obras del mundo del arte.
Ella está consciente y se observa durante estas, se realizan a modo de performance. Son, además, documentadas fotográfica y audiovisualmente. Con el dinero que saca de la venta de estos, paga las costosas operaciones a las que se somete. Me ha gustado encontrar por ahí que con ese dinero también colabora en programas sociales enfocados a la inmigración (algo es algo).

Para finalizar, y entender un poco el sentido de su obra, aquí van algunas de sus palabras:

"Somos una generación que tomamos la palabra para reivindicar nuestro cuerpo. Nos planteamos si ser o no ser madres. ¡Gracias a la píldora, la píldora ...! Había una época en que no casarse y no tener hijos era un acto político bastante violento. Siempre lo más difícil de soportar es que una mujer haga lo que quiera con su cuerpo, no lo que se espera que debería hacer. Queremos tener un cuerpo y poder gozar de él más allá de lo que nos enseñan. La idea es salirse del marco, ejercer el libre albedrío para inventarse y realizar una escultura de sí mismo. Propongo un cuerpo desacralizado, disidente, que 'decorpora' y puede ser decorado”. 
“Me rebelé contra los dictados de la ideología dominante. Creo que la identidad es mutante, movediza, nómade. Las imágenes se multiplican: una imagen produce otra imagen. Me operé para esculpirme a mí misma, para producirme y producir una obra. Produje dibujos con mi sangre, dirigí la fotografía y el video durante mis operaciones. Algunas se transmitieron vía satélite. Cada “Operación-Performance-Quirúrgica” es una “Operación-Ópera”.


Le Drapé-le Baroque, 1983



L’Origine de la Guerre, 1989


Triptyque Opération Opéra, 1993




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